Continuando con la dinámica de los últimos posts publicados en
este Blog, hoy empieza esta nueva sección. El título ya nos da una pista, y no
se trata de un objetivo precisamente fácil: Conseguir ser feliz puede resultar
una tarea tan ardua y difusa como definir el propio concepto de felicidad.
Además, resulta obvio que en el ser o no felices influyen miles de factores, y
que las cosas que provocan la felicidad a unos, quizá les son indiferente a
otros. No pretendo que leyendo los posts de esta temática seáis de repente
“super-felices”, es imposible, ni daros unas claves que cambien por completo
vuestras vidas; pero sí espero daros algunos consejos para que, desde una
perspectiva positiva, los apliquéis en vuestras rutinas, actitudes y pensamientos,
obteniendo así una versión mejorada de vosotros mismos. Comencemos por el
principio; aproximémonos brevemente a la felicidad.
-¿Se podría definir qué es la felicidad?
Es una de esas grandes preguntas a las que, desde
siempre, la humanidad intenta dar
respuesta. Desde mi punto de vista, se podría definir como un estado mental en
el que las preocupaciones, y los pensamientos y emociones negativas no están
presentes en nuestra conciencia, encontrándonos tranquilos y relajados con
nosotros mismos y con la vida. Sin embargo, más que intentar definir un
concepto tan sumamente abstracto, me interesa más hablar de algunas de sus
características.
-Características y factores involucrados en la felicidad.
La felicidad parece ser cíclica, es decir, no es un estado
duradero, estable o inestable en el tiempo. Es obvio que está asociada al
contexto y a los acontecimientos vitales que nos ocurren, por lo que
dependiendo de si estos nos son favorables o desfavorables, podremos definirnos
como felices o no. Además, a lo largo del desarrollo del ser humano éste se ve
afectado por toda una serie de cambios bio-psico-sociales
(paso de la niñez a la adolescencia, de la adolescencia a la juventud adulta,
de ésta a la madurez, y después a la vejez) que también afectan a nuestras
preocupaciones y estados mentales, así como que la aparición de alguna
afectación, enfermedad o trastorno puede influir de forma importante en que
nuestra felicidad disminuya. Por otro lado, nuestra actitud ante la vida y la
forma en la que afrontamos los problemas también va a influir en nuestra
felicidad. No se trata de ser siempre “rocas”, capaces de luchar con todo y
contra todo (de hecho, aceptar nuestras emociones y desahogarnos en ciertas
situaciones puede aliviar nuestro estrés) pero sí que es cierto que una actitud
positiva y optimista (a veces, muy difícil de conseguir) va a ser mejor aliado
de la felicidad que la resignación.
Por otro lado, el ser humano debe luchar contra las
injusticias e intentar hacer de este planeta un lugar mejor, por descontado.
Sin embargo, en nuestra vida diaria y en nuestros pensamientos dedicamos gran
cantidad de tiempo a cosas que ya no podemos cambiar o en las que no tenemos
ninguna capacidad de influencia, como por ejemplo, problemas de nuestro pasado.
Dedica ese tiempo a tu felicidad presente y a cosas que te afecten a tí, a los
que te rodean y a la sociedad. Olvídate de las cosas en las que ya no puedes
influir.
En este punto, sería bueno realizar un poco de reflexión
personal, cosa poco habitual en nuestra ajetreada vida actual. Hazte una
pregunta muy sencilla: ¿eres feliz? Piénsalo. ¿Qué te dices a ti mismo cuando
te lo planteas? Si no estás muy seguro de la respuesta, ¿qué deberías cambiar
de tu vida para tener una respuesta más convincente? Como siempre digo, márcate
un objetivo, trabaja en él y, por el camino, encontrarás la felicidad.
-Otras consideraciones sobre la felicidad.
Otra forma muy realista de ver la felicidad es como la suma
de buenos momentos que van ocurriendo a lo largo de nuestra vida, y que son los
que realmente nos provocan esa sensación endorfínica
de felicidad. Si bien la vida en sociedad hace que muchos de estos momentos
sean casi siempre los mismos para todos (nacimiento de seres queridos,
acontecimientos, primeras ocasiones de cosas importantes, etc.) cada uno puede
tener y atesorar sus propios “momentos de felicidad” que, vistos en
perspectiva, siempre ganarán a esos momentos tristes o épocas más difíciles u
oscuras de nuestra vida.
En definitiva, si la felicidad es cíclica, y la vida es
circular, no te preocupes si ahora no te consideras al 100% feliz. Seguro que
lo has sido y lo volverás a ser en algún momento de tu vida. Irónicamente, esa
misma aceptación de que no siempre podemos ser felices y de que la vida es dura
pero se debe luchar, nos va a proporcionar tranquilidad ante los problemas y,
por qué no, felicidad. Rizando el rizo, piénsalo desde una perspectiva,
llamémosla “espiritual”: Si el ser humano es un átomo diminuto en la inmensidad
del universo, ¿merece la pena sufrir por problemas que en realidad tienen fácil
solución o no tienen importancia? Vive la vida, céntrate en el presente e
intenta ser feliz.
Bueno, dejemos las reflexiones sobre la felicidad por ahora.
En próximos posts de este apartado continuaremos nuestra particular búsqueda de
la felicidad centrándonos en algunos consejos para combatir dos problemas que,
por desgracia, son muy frecuentes en nuestra estresante vida moderna: La
ansiedad y la depresión. Para rematar estas reflexiones, una canción que espero
os inyecte la misma dosis de positividad y buen rollo como lo hace conmigo;
este post no podía acabar de otra manera. Porque la felicidad depende de ti.
David Olivares Valles
@davipsico
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